miércoles, 24 de junio de 2015

Gourmet de sonrisas.

¡Ay que tenedor tan fino que se clavó al fondo de lo más intenso!
Un menú puesto sobre una carta atada a un lazo de seda azul turquesa... ¿Puede ser al lado del mar? Un pedido especial.
Se abre la carta por tres partes, ¿primer plato? Ay, pobre de mi que no sé si elegir entre una ronda de besos o de caricias a la espalda... Que pena la mía poder pedir  platos con gusto a amor cuando lo tenía al lado de mi.
Centímetros nos separaban, las miradas reflejadas encima de una mesa de un restaurante al lado del mar eran pocas. 
¿Segundo plato? ¡Ay, han mencionado el amor en boca! 
Me pido un plato acompañado de una mañana sin alarmas que decidan la hora de volver a la realidad, aunque no sé si el hambre se apoderará de mi. Dicen que el tiempo vuela, y claro, poder volar si puede, si con solamente tocarme con el principio de tu dedo índice sobre la espalda me eriza y me descoloca, ¿porque estás tan lejos? Que pena pensar que una persona tan mala pueda inventar una série de números que marcan los "kilometros" que me separan de tí.
Por donde iva... A sí, el postre. Me sobra contigo, no quiero nada más, y para que voy a pedir la cuenta, eso significa que la comida ya se acaba... Y como voy a querer que algo se acabe contigo ¡Que desfachatez!.
Veo las olas del mar moverse al lado de nosotros, de dos manos antes desconocidas que se juntaron por el paso de los días, ver como un barco de vela se para en el muelle cuando solamente se oyen el choque de olas sentada a centímetros de ti. ¿Y un atardecer? No gracias, hay sitios con 4 paredes donde puedes reposar tu tiempo con quien realmente quieres, y dejar que vuelen los granos de arena que antes se tragaba el agua... ¿Que mas da? Si lo importante no es que se acabe el óxigeno del agua, sino que tus centímetros por estar cerca de mi se conviertan en metros.
Y claro... Si estamos a centímetros, ¿qué hacemos? 
De repente se oye un pequeño ruido.
- Por favor, bésame. Te necesito.  


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