Yo tenía un chico muy alocado,
algo desesperado,
con sus manías y defectos,
siempre hacia las cosas con cuidado.
Yo tenía un chico algo enfadica,
con mente astrífera,
no muy crinado,
y lleno de sueños.
El tiempo se transcurría poco a poco,
como un reloj mirífico,
donde la arena se consumía
por eliminar poco a poco esos besos cálidos.
El viento se llevaba los momentos acogedores,
los besos debajo de las sábanas
y los buenos días a las 11 de la mañana.
Yo tenía un chico algo tierno,
el cual era incapaz de separarse de mi
y fijate ahora,
ya no tengo ningún chico eterno.
Ey!!! que chulo tu blog!
ResponderEliminar¡Ay! Muchísimas gracias por pasarte.
ResponderEliminarUn saludo!