Llegué a pensar, como dije, que todos mis planes se fueron, y que jamás podría reconstruir un nuevo abecedario.
Hoy escribo letras a través de una sonrisa que se refleja tras una pantalla encendida, donde otras se pueden convertir en sentimientos.
¿Quien dijo que tu sonrisa no era bonita por las mañanas? ¡Que loco puede llegar a estar el mundo!
Hoy me he levantado con una de las mejores contrucciones de la anatomía, y pobre de mi, ¡el reloj no conseguía parar sus agujas!
Un ligero movimiento hizo que se reflejara en mi sonrisa la felicidad que llevaba dentro, un día perfecto, inolvidable, jamás quería que se quedara solamente en un recuerdo.
Gracias, sé que leerás estas letras, y te doy las gracias por hacer que varias células consigan crear a una persona así a mi lado...
Puedo ser una persona testaruda, algo contestona, pero tengo claro, que gracias a ti pierdo la vergüenza, puedo llegar a cantar en la ducha y pensar que a través del tapiz no se escuche mi horrenda voz, o intentar despertar a una persona la cual me gustaría estar mirándola y viendo como sus ojos están cerrados mientras yo cuento la galaxia de pecas de su cuerpo.
Contigo escribiría una historia entera, pero simplemente no tengo palabras suficientes para describir un día tan perfecto.
Me encanta como los rayos de sol entraban en la habitación y te veía a tí, a mi lado durmiendo boca abajo, mientras yo intentaba apagar la alarma lo más deprisa posible para no despertarte, ¡Ay que maravilla recordarte!
Pensé que no aceptaría el contrato de ser feliz durante un día después de pasar tanto tiempo sin teclear ninguna letra en mi conversación, como ya escribí, volvería a crear un abecedario entero por tí, y...¡Eh! Que tengo miles de planes para tí.
Plan Á: Quererte 29.200 días.
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